Cuando di clase de Acústica Musical, hice una encuesta anónima entre los alumnos a lo largo de varios semestres. Les pregunté en qué idiomas estaban los libros que necesitaban estudiar (independientemente de la materia) y sí habían notado que cometían errores por no entender bien los textos que estaban en otro idioma. El 63 % de los alumnos contestó afirmativamente a esta última pregunta. Esto quiere decir que más de la mitad de los alumnos a los que les di clase se habían dado cuenta de que cometían errores porque no tenían el nivel adecuado en otro u otros idiomas para entender los libros especializados que los maestros considerábamos importantes para su formación. Habría que hacer esta encuesta en otras licenciaturas, ya que es una situación que tiene consecuencias importantes.
Hace algunos años tomé un curso de actualización docente en la UNAM en el que se discutían temas sobre la escritura académica. La idea principal era que cada disciplina tenía un lenguaje específico, y que para empezar a entender la disciplina, había que entender ese lenguaje. Esto fue muy claro cuando escogimos textos a nivel bachillerato sobre los mismos temas en distintas disciplinas. Por ejemplo, los textos sobre la luna en la poesía y en la física eran muy distintos en cuanto al uso del lenguaje, la terminología y el tipo de información que se quería y se podía transmitir eficientemente. También discutimos un poco sobre la situación en México, que es un país que consume información y casi no la genera en español. Esto es consecuencia de que, entre otras cosas, en nuestra formación casi todos los materiales consultados provienen de otros países y otros idiomas.
Esto conlleva un problema grande, ya que al estudiar en un idioma que no se domina, la falta de comprensión trae problemas al profesionista y a los que reciben sus servicios. Además, se vuelve difícil generar material en nuestra lengua materna, ya que no se domina el lenguaje de la disciplina.
Sí, lo más recomendable podría ser que una persona hable la mayor cantidad de idiomas que le sea posible y consulte las fuentes en los idiomas originales. Los beneficios son enormes: tener acceso a distintas formas de ver el mundo, de entenderlo y de expresarlo, y tener acceso a información que nunca encontraría en su idioma son algunos ejemplos. La disposición de entender a otro en sus términos es un esfuerzo valioso y enriquecedor. Sin embargo, la cantidad de tiempo necesario para lograrlo y los recursos necesarios a veces no están al alcance de todos.
Una buena solución al problema que planteo es que los expertos generen mayor cantidad de información en español (y en lenguas indígenas), pero otra igual de importante es que exista material traducido. Existen textos muy valiosos que son de mucha utilidad en la formación de los estudiantes. Traducirlos facilita el acceso a la información y al lenguaje de la disciplina y, al dominar el lenguaje, tendremos mejores profesionistas capaces de comunicarse y producir nueva información. La traducción de materiales es necesaria para la formación de los estudiantes. Y no hay que olvidar que los libros especializados requieren un traductor especializado, alguien que domine el lenguaje específico de una disciplina en dos idiomas.